Los jueces españoles devuelven el fuego después de un fallo contencioso por agresión sexual

Los jueces en España defendieron el sistema judicial del país, después de protestas masivas que se extendieron hasta el fin de semana en Pamplona, España, contra lo que muchos vieron como una sentencia leve en un caso de agresión sexual.

El sábado, más de 35.000 personas se reunieron en el corazón de Pamplona para protestar por una sentencia judicial que encontró a cinco hombres culpables de abusar sexualmente de una mujer en 2016, pero no de violarla, durante el famoso festival taurino de la ciudad.

También se produjeron grandes protestas en Madrid y otras ciudades tras la sentencia del jueves, que se ha considerado un hito en la defensa de los derechos de la mujer en España.

El caso Pamplona se ha convertido en una versión española del movimiento #MeToo. Un hashtag en español, #Cuéntalo, se ha vuelto viral en los últimos días, utilizado por mujeres, incluyendo periodistas, escritores y políticos prominentes, para hablar sobre sus propias experiencias de acoso o asalto.

En el juicio, la fiscalía había pedido una sentencia de casi 23 años por violación en grupo y otros cargos. En cambio, los cinco hombres, que se llamaban a sí mismos la «manada», fueron condenados a nueve años de prisión por abuso sexual.

Según el código penal español, la violación debe implicar violencia o intimidación, y la mujer fue retratada durante el juicio como si hubiera consentido en tener relaciones sexuales sin protección. Eso llevó a los manifestantes a denunciar lo que llamaron un poder judicial patriarcal en medio de carteles que decían: «¿Tenemos que morir para probar la violación?».

El sábado, una asociación de jueces españoles emitió una declaración en la que pedía la dimisión de Rafael Catalá, ministro español de Justicia, por hacer «declaraciones inaceptables» que, según ellos, socavaban la independencia del poder judicial. Inicialmente, el Sr. Catalá pidió «respeto a las sentencias judiciales», pero después de las protestas, cuestionó el manejo del caso.

Después del veredicto del jueves, el gobierno español dijo que planeaba revisar cómo se define la agresión sexual en el código penal español, que data de 1995. «España ha cambiado de muchas maneras desde entonces», dijo el Sr. Catalá en una entrevista en Cadena Ser, una emisora de radio.

El ministro de Justicia sugirió que se forme a los jueces para que tengan en cuenta las sensibilidades sociales, y también instó al órgano de control judicial español a revisar la postura de uno de los tres jueces que gobernaron en Pamplona, después de pedir la absolución de los cinco hombres.

Pero el jefe de ese grupo de vigilancia, Carlos Lesmes, juez del Tribunal Supremo, rechazó con firmeza esas críticas como un intento injustificado de desacreditar al poder judicial.

Al permitir que «toda decisión legal sea sin duda objeto de crítica pública», Lesmes dijo que «cuando las críticas son despectivas y provienen de personas que tienen responsabilidades públicas, eso socava seriamente la confianza que nuestro sistema judicial merece recibir de los ciudadanos».

Los jueces también señalaron que el sistema legal español permite a la víctima, cuyo nombre no ha sido revelado, apelar la sentencia ante un tribunal regional y, si lo desea, ante el Tribunal Supremo español.